miércoles, 24 de marzo de 2010

_053

la señora no se quita el abrigo,
hace mucho calor en el bus,
pero no se lo quita,
y entre eso,
y el olor a alcanfor,
paso un mal rato,
es curioso ese olor,
cuando una prenda
convive con esas bolitas
en el armario,
nunca la suelta,
esa prenda queda impregnada
para siempre jamás,
nunca se librará de ese olor,
al otro lado del pasillo,
una joven viejuna,
es decir,
una chica vestida como su abuela,
jersey granate de cuell9o vuelta,
falda de cuadros,
coleta y gafas de pasta marrones,
pero lo mejor,
es que saca un libro del bolso,
colección RTV73,
está leyendo Alfanhui
de Sánchez Ferlosio,
con sus páginas amarillentas,
con ese olor,
en ese preciso momento
todo me cuadra,
estoy en un bus de los años 50,
retrocedo en el tiempo,
los pantalones vaqueros
se convierten en pana,
me salen unas botas marrones,
camisa de cuadros
y una bolsa con la matanza,
se respira tranquilidad,
se respira alcanfor,
en la radio las noticias
y Manolo Escobar,
el conductor con gorrilla,
el paisaje en blanco y negro,
que pasada,
me despierto al llegar a destino,
todo en color,
todo en su sitio,
incluso el olor a alcanfor,
la historia de Alfanhui,
me queda ese regusto añejo,
pero que cojones,
todo está en su sitio,
incluso yo.

4 comentarios:

Jose Zúñiga dijo...

Un poco más y te atrapa la ucronía. Alfanhui, qué bueno. Yo me hubiera quedado en ese bu, y a saber.
Me gustó. Abrazo

choche dijo...

gracias por el comentario y bienvenido a mi espacio, espero contar con tu presencia. Saludos

xen dijo...

Esta tierra olvidada por los centralismos... unida tan sólo por los autobuses, a los que tan bien cantas... transporte de paisajes humanos, olores y recuerdos... de identidad... de olvido
...

Ana Pedrero dijo...

A veces las personas son como las bolas de alcanfor: una vez que convives con ellas, dejan su olor para siempre.
p.d. Me quedo con ganas de saber qué dirección lleva ese bus.